Esta noche quiero confesarte
que no hay mayor desastre
que tu recuerdo.
Que aunque a veces pierda la cordura,
créeme que aún te sueño, pues tu recuerdo perdura.
Sueño que una mariposa se posa
sobre tu hombro y te vuelves magia.
Por un momento, tienes alas.
Y aunque te lo parezca o lo intuyas,
esas alas no son del todo tuyas.
Pero tu recuerdo vuela, vuela por el cielo.
Ay, y cuantos celos me provoca
el aire que te toca.
Pero, ¿sabes?
Como un cascabel cuando se agita,
suenan campanas y mi alma grita.
Su ruido me penetra y todo su eco retumba.
Créeme, con tu recuerdo y mi miedo
...
Me iré a la tumba.
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